La necesidad básica primordial de todo niño humano, es el contacto corporal y emocional permanente con otro ser humano. No es más complicado que “eso”. Sin embargo, algo que debería ser sencillo y espontáneo, lo hemos convertido en un problema. Casi todos apuntamos a que el niño pequeño “no nos moleste”. Es extraño. Ninguna otra especie de mamíferos pretendería algo tan insólito de su propia cría. Pero para los humanos es común determinar que lo mejor es “dejarlo llorar”, “que no se mal acostumbre” o “que no se vuelva caprichoso”. Y nos resulta totalmente habitual que el cuerpo del niño esté separado: Solo en su cuna. Solo en su cochecito. Solo en su sillita.
Apenas nace, suponemos que debería dormir solo. Crece un poco, y ya opinamos que es grande para pedir brazos o mimos. Y si crece un poco más, es grande para quedarse en casa. Luego es grande para llorar. Después es grande para no quedarse en una fiesta de cumpleaños. Y por supuesto, siempre es grande para hacerse pis, o para tener miedo de los mosquitos o para no querer ir a la escuela. Si todo lo que necesitaba desde el momento de su nacimiento fue contacto y no lo obtuvo, sabe que su destino es quedarse solo. La necesidad de contacto no desaparece al no obtenerla, entonces su mejor opción será cambiar el modelo de llamada hacia un sistema más “escuchable” para el adulto y posiblemente más molesto.
Generalmente el niño enferma. Casi todos los niños están enfermos de soledad. Pero los adultos no reconocemos en la enfermedad del niño, la necesidad desplazada de contacto y presencia.
Ahora bien, si cada uno de nosotros tuviésemos la valentía de recordar y sentir el dolor sufrido a causa de los métodos de crianza y educación que hemos padecido, y si pudiésemos ponernos las manos sobre el corazón y recordar las vejaciones, humillaciones y desamparos que hemos sufrido siendo niños, comprenderemos que todo esto se trata de una revancha. Descargamos la impaciencia, la incomprensión, la desdicha y el odio del que fuimos víctimas. Ahora pretendemos salvarnos y no tocar al niño, porque tocar nos duele. Nos duele el cuerpo rígido por falta de amor, nos duele la moral, nos duele el alma. ¿Estamos dispuestos a hacer algo por las futuras generaciones? Entonces resolvamos nuestro dolor infantil y pongamos nuestro cuerpo a disposición de quienes son niños hoy.
Laura Gutman - Newsletter Julio 2010
¿Qué opinan? ¿Qué tan fácil o difícil se les ha hecho criar a sus hijos de otra manera ?
Foto © Kristy-Anne Glubish Design Pics/Corbis
Puede ser que como primerizas o primerizos tengamos una idea errada de crianza, gracias a Dios aprendemos de nuestros hijos, el amor nos transforma y derrumba esos planes para conectarnos con nuestros institntos. Tal como expresa este blog: tener un hijo es la mejor escuela @claudirg
ResponderEliminarme encantó el artículo, soy mamá se Sebastián de 5 meses y algunas personas han cuestionado lo mucho que lo contengo, lo tengo en brazos y lo mimo.
ResponderEliminarQue verdad tan triste esa de que nos duele el cuerpo por falta de contacto.
Es verdad Claudia... lo triste es que no todos los padres logran abrir el corazón de esa manera, o no tienen el tiempo o la disposición para hacerlo, y repiten patrones de crianza nocivos de generación en generación.
ResponderEliminarLo bueno es que está en nuestras manos cambiar, cada uno en su casa pone un granito de arena con sus hijos, y a su vez ellos cuando sean padres encontrarán inimaginable tratar a sus hijos de otra forma que no sea con apego :)
Hola Leyendo:
Estoy de acuerdo contigo... es demasiado triste, afortunadamente hay autores que escriben sobre estos temas, y le "meten el dedo en la llaga" a mucha gente a través de sus libros, blogs, etc. contribuyendo a la reflexión y así al cambio de miles de padres :)
Un abrazo a las dos y gracias por su visita, me encanta tenerlas por acá!
Louma
Es verdad no todas las familias estan dispuestas a abrir sus corazones para el momento de criar a su hijos e hijas y es duro cuando esas carencias las vemos en familiares cercanos. El caso de mi sobrina es uno de esos, una niña, sana hermosa e inteligente pero con muuuchas carencias emocionales. Para nosotros en casa es un dilema, pero más que juzgar nos hemos propuesto tenerla cerca siempre que sea posible para que ella aprenda otras formas de relación. Nuestra misión como madres y padres que valoramos y respetamos la diginidad de nuestros hijos e hijas, también puede ir mas alla de nuestro entorno inmediato. Por eso valoro los espacios, aunque sean vistuales, donde certifico que no somos los unicos y que cada vez somos más. @Claudirg
ResponderEliminarEntiendo la idea de todos los beneficios de mantener a nuestros bebés con nosotras. Desafortunadamente, mi situación es la de muchas madres “modernas” en donde nos vemos forzadas a regresar a trabajar para poder mantener el resto de nuestra familia. Lo que yo he hecho en nuestro hogar con nuestro hijito de casi dos años es: El duerme con mi esposo y yo en nuestra cama, todavía le sigo dando teta, y enfoco mi atención lo más possible en el, cuando la requiere. Desafortunadamente no gozamos el lujo de tener a nuestra familia cerca de nosotros y nos vemos forzados a dejarlo a cuidar con amistades y aveces en la guardería. Que consejo ofreces para familias como la mia, donde tanto el padre como yo tenemos que trabajar y el apego maternal es dificil de mantener?
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