Muchas veces hemos tocado el tema del sistema educativo imperante en occidente - al menos en la mayoría de escuelas y países - y hemos conversado acerca de si se adapta o no a las necesidades de nuestros hijos, si les prepara para el futuro (tal y como está el mundo, ya no estamos en plena revolución industrial), y si respeta su individualidad y fomenta su creatividad, potenciando sus talentos particulares.

Hoy les traigo un video en el que una maestra produce, en menos de cinco minutos de clase, lo que se llama indefensión aprendida. Esto significa que tras este breve ejercicio, hace sentir y pensar a los alumnos - al menos a la mitad a la cual entrega los ejercicios irresolubles - que son incapaces, incluso viendo que el tercer ejercicio sí era viable, ya no serían capaces de resolverlo, a pesar de ser el mismo para la totalidad del aula.

Vean el video, y reflexionemos juntos acerca de cuántas veces y cuán dañino puede ser esto en un aula, para las jóvenes mentes, en plena formación, tanto intelectual como emocional, en cómo puede afectar su autoestima, un evento así...




He trabajado como docente durante muchísimos años, de hecho más de 15, y un problema con el que a menudo me tropezaba, era el sistema evaluativo. Francamente no creo en los exámenes como manera de medir el conocimiento de un alumno. Los veo más bien como un instrumento de humillación, de estrés y que determina cuánto puede memorizar el estudiante y ser capaz de regurgitar bajo la presión de un examen.

Me pasó muchas veces, alumnos que intervenían en clase, siempre con aportaciones interesantes, que demostraban su manejo del idioma - yo doy clases de inglés para adultos - que a la hora del examen reprobaban. Se me acercaban al final, diciéndome que se habían equivocado en tal o cual ejercicio y que luego de entregar la hoja se habían dado cuenta. ¿Y qué podía hacer yo? Pues nada, tenía el resto del alumnado viendo, y la coordinación académica vigilante, había que ser "justos", dentro de un sistema que de por sí me parece injusto...

Me disculpaba, les explicaba que no creo en los exámenes como forma de evaluación, que yo sabía cuánto dominaban la asignatura, pero que lamentablemente las normas de la institución me impedían dejarles rectificar los ejercicios. Triste, ¿no?

¿Cuántas veces siendo estudiantes nos traicionaron los nervios ante un examen? ¿Cuántas veces nos pasó lo contrario? No sabíamos nada, nunca escuchamos con atención las clases y memorizamos algunos puntos del tema, los contestamos muy bien en el examen, aprobamos y dos semanas después no recordábamos ni una coma de todo lo "aprendido"...

Recuerdo varias oportunidades en las que para que no nos pudiéramos copiar entre alumnos, en la universidad nos entregaban exámenes diferentes (por ejemplo Test Tipo A y Test Tipo B), de modo que los compañeros que tuviéramos a un lado u otro tuvieran preguntas diferentes. No sé cómo hacían para que los exámenes realmente tuvieran una dificultad equiparable, ¿quién decide eso? ¿y si yo me sabía perfectamente las respuestas de un test y no del otro? ¿Quién está determinando si apruebo o no? El azar, creo... Uff, y ese mismo azar va a determinar si un niño entra o no a la universidad, se le concede o no una beca, logra o no ser aceptado para un postgrado unos años más tarde o para un master :( 



¿Cuánto daño hace esta forma de evaluar a nuestros hijos? ¿Qué podemos hacer al respecto?

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Louma Sader Bujana

Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.


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2 comentarios:

  1. Louma,

    Muy interesante tu reflexión... creo que esto no sólo se aplica a la hora de realizar un examen, sino que también dentro de la misma clase... los niños con menos facilidades para el aprendizaje o que se distraen con facilidad no van logrando "captar" toda la información que entrega el docente... no se atreven a preguntar o el profesor no tiene tiempo para detenerse con unos pocos porque hay otros 30 niños esperando... qué hacer? es un gran desafío que como profesionales de la educación debemos emprender... es un problema también de estructura como dices tú, ya que, hay que "evaluar", "poner nota", pero creo que es importante afinar el oído para detectar a esos niños que no van entendiendo o que tienen realmente alguna dificultad en el aprendizaje, y de alguna manera sacarlos adelante en conjunto con sus padres. Recordemos que somos nosotros, los padres los PRIMEROS educadores de nuestros hijos... una hermosa y gran labor que cada vez toma más fuerza en el homeshooling... acá en Chile creo que hay unas 50 familias que lo practican, pero aún estamos en pañales. Es muy interesante cómo en algunos lugares han logrado agruparse y apoyarse en esta forma de enseñanza.
    Bueno, gracias nuevamente por el artículo,
    Un abrazo,

    Claudia.

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  2. Creo, como he dicho algunas veces por aquí, que debe haber diversas formas de evaluar, la individual con un examen oral u escrito,o a lo largo de varias clases, con un PC o sin él... la colectiva, dentro del aula, o fuera... en fin infinidad.

    Por otro lado, la docencia en la primaria o sencundaria es diferente a la de los adultos. El interés del alumno varía tanto con la edad que la profesión se ejerce de forma muy diferente, aun actuando con las premisas del respeto al individuo, sus posibles capacidades o necesidades.

    En fin, tema interesante, pero no unidireccional.

    Un saludo

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