Precipítate, no te precipites =)

¿A que suena un poco ambíguo el título? ¿Confuso quizás? Pues es que estuve pensando en estos días, mientras lavaba los platos, en cuántas veces nos precipitamos y reaccionamos sin pensar bien las cosas. Cuantas veces podríamos simplemente confiar en nuestros hijos, confiar en que hacen algo por una buena razón, escucharlos, entenderlos, respetarlos, pero nos precipitamos pensando que hacen algo "malo"...

Pues eso, les pongo un ejemplo, a Sam le gusta mucho la cocina, me ve cocinar, y juega a cocinar él también. A veces cocinamos cosas juntos, otras veces él prepara cosas en su cocinita - que está dentro de la cocina, jeje - mientras yo cocino {creo que nunca antes había dicho tantas veces la palabra cocinar en una sola frase =P}.

En fin, que él tiene un talento inmenso para imitar sonidos y a mí me molestan ciertos ruidos, por ejemplo el de la licuadora/batidora - y él lo imita a la perfección - ese chirrido insoportable que sale de esa máquina tan útil, mientras que uno va respirando hondo para tratar de abstraerse y no oír hasta que acabe de licuarse un zumo o una sopa... Volviendo a los platos, yo estaba bastante cansada, lavando los platos, y Sam estaba detrás de mí, en su cocinita, licuando cosas "jiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiim,jiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiim", y yo haciendo mi respiración de la meditación para no enfadarme. Sé que es una tontería, pero es que cuando estoy muy agotada me fastidian los ruidos altos y el sonido de la batidora es tan desagradable que a veces evito usarla y bato cosas a mano sólo para no tener que oírla, y él viene a hacer justamente ese ruido para jugar...

¡Entonces, mientras respiraba hondo, se me ocurrió una idea! ¿Y si me precipito? ¡Sería genial! ¡Y bingo! Me vi dentro de 10 años, recordando con añoranza la vez aquella en que a las 9 y pico de la noche, agotada, yo lavaba platos y Sam hacía ese ruido de licuadora, tan exacto que tenía que voltear para verificar que sólo tuviera en la mano una varilla de madera con un cordón atado - ¡y me reí! ¡Funcionó! Sonreí y de corazón me sentí bien, volví al equilibrio, comprendí que jugaba, vi las cosas en proporción, y reí más - después de todo su manera de imitar sonidos es un verdadero talento, jeje.

Otro ejemplo, esta vez sobre no precipitarnos :)

¿Cuántas veces le hemos pedido a un hijo que por favor recoja los juguetes, o la ropa, o lo que sea y no lo ha hecho a la primera? Pues yo no quiero un hijo obediente, eso lo tengo claro, quiero un hijo con criterio, pero también quiero un hijo que aprenda a cuidar nuestro hogar, que aprecie el orden - y lo aprecia, sólo que a veces tiene pereza, al igual como yo también la puedo tener :) En fin, que muchas veces a la segunda o tercera vez, no lo decimos con tono tan amable como a la primera, lo decimos obstinadas, ¿y por qué? Porque nos hemos precipitado, porque hemos asumido directamente que el niño no lo ha hecho... ¿a que sí? ¿Y cuántas veces hemos dado la vuelta y mirado y sí habían hecho la tarea? ¿Y cómo nos sentimos después? Pues tratamos de dismilar el tono y decir en tono amable, ¡Ah, cariño, gracias, lo has recogido, gracias!

Mejor en esos casos - y en cualquier otro - dar el beneficio de la duda a nuestros hijos, ¿no? Continuar hablando en tono amable, o para no entrar en luchas, entrar en el juego con ellos, ofrecer compartir la actividad. "Ven hijo, esto ya está bien licuado, ahora vamos a hacer albóndigas con plastilina, ¿de qué color hacemos las bolitas?" ;o) (y eso no hace ruído, jeje) - o "ven hijo, vamos a recoger juntos", y casi nunca falla, me toma de la mano y me dice "mama, let's go!"

Pues eso, en resumen, esta semana he aprendido lo siguiente:
  • Cuando un comportamiento de tu hijo te fastidie, y sea algo inócuo, evidentemente, respira profundo y visualízate contando la anécdota años después. Seguro que te vendrá una gran sonrisa a la cara y pondrá todo en perspectiva.
  • Cuando ya has dicho las cosas varias veces, voltea a ver antes de decirlo de manera poco amable, tal vez ya lo haya hecho, o propón hacer las cosas juntos.


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Louma Sader Bujana

Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.


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3 comentarios:

  1. Estoy emocionada.. de verdad estoy llorando!!! no soy mama.. pero muero de ganas de serlo , de tener un bebe con amor, de tenerlo en casa, de educarlo respetuosamente y desde el profundo amor, dejar que valore las cosas, tratarlo como persona... estoy llorando de imaginarme la situacion, de pensar que dentro de 10 años todo se ve distinto!! Gracias gracias!!! Espero poder algun dia poner en practica todo lo que estoy aprendiendo y deseando poner en practica!!!

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  2. Gracias Louma por devolverme la perspectiva y compartir tus vivencias con Sam, dándonos las pautas para ser mejores mamás. Toneladas de paciencia y amor para que siempre esos ojitos de bebé nos busquen felices. Que dificil es que mi Astrid recoja sus juguetes. Si se lo pido mas de dos veces termina lanzandolos por todos lados (debe haber percibido mi impaciencia) asi que respirare mas y sonreire con el corazon =)

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  3. pues sí, verdad que a veces somos nosotras las que nos pasamos... y luego nos lamentamos de no haber tenido un poquitito más de paciencia...
    una preguntilla inocente, por qué tu niño te habla en inglés? no viven en españa? lo he notado en varios artículos y me quedé con la curiosidad... espero no te incomode mi pregunta :)

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