En mi artículo ¿Qué es la crianza respetuosa? hablé de algunas concepciones a mi parecer erradas que tienen algunas personas acerca de los padres que elegimos esta forma de vida, esta filosofía.
Seguro que te suena: Estás en un lugar público y haces cualquiera de las siguientes cosas, habituales entre padres que criamos con amor y respeto, y te llueven miradas y comentarios de desaprobación:
- Tu hijo hace un berrinche, te agachas a su altura, le miras a los ojos y dialogan hasta que se calme.
- Pide brazos y lo alzas.
- Llora y lo abrazas, lo consuelas.
- Tomó pecho hace quince minutos, está pidiendo de nuevo, te desabrochas el sujetador y le ofreces de nuevo el pecho.
¡Oh, escándalo! Eres una madre:
- Laxa.
- Permisiva.
- Sin carácter.
Le haces un daño terrible a tu hijo y a la sociedad:
- Crías un pequeño tirano.
- Tu hijo carece de límites.
- Deberías ser firme.
- Tienes que imponerte para que tu hijo aprenda.
- Que no, no le complazcas en todo, que luego cuando salga al "mundo real", va a ver lo que es bueno.
¿De verdad? En un mundo que se mueve y cambia a una velocidad vertiginosa, creo que dos valores muy importantes a mantener son la flexibilidad y la consistencia, ¿no creen?
Consistencia o congruencia con nuestros valores, con lo que creemos, con lo que nos importa de verdad: respetar y amar a nuestros hijos, cubrir sus necesidades (en todas las dimensiones: físicas, mentales, intelectuales, emocionales, espirituales, afectivas, y seguro que hay muchas más).
¿Entonces qué sentido tiene ser firmes? Ser rígidos? ¿Poner límites? Si lo que aprendemos en la universidad al graduarnos ya ha cambiado por completo, ¿no es mejor ser flexibles, cultivar y modelar la adaptabilidad, la versatilidad, el salir ileso y feliz de situaciones permanentemente cambiantes?
Scott Noelle, autor muy citado en Amor Maternal, lo expresa muy bien en su reflexión Rethinking Consistency (re-pensando/redefiniendo la consistencia), cuando nos propone qué responder ante las críticas del resto del mundo cuando nos reprochan no ser lo suficientemente rígidos o consistentes con nuestros hijos...
"Soy consistentemente flexible."
"Sigo firmemente mi corazón"
"Sigo consistentemente mis instintos"
"Y mi amor es consistentemente incondicional"
¿A que se les dibujó una gran sonrisa en la cara? De ser así les agradezco compartir este artículo para hacer sonreír más padres que como nosotros crían a sus hijos con respeto y amor y se enfrentan cada día con estas situaciones y críticas :)
¡Gracias por leerme y comentar!
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Louma Sader Bujana
Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.
Muchas Gracias por este articulo. Y las respuestas me serviran, de seguro, y pienzo que MUY pronto! :-)
ResponderEliminarGracias a ti, Bartlett por leerme y comentar :) Ya me comentarás qué tal...
ResponderEliminarCariños,
Louma
Luma, gracias por tu artículo!! Justo hoy recibí esos comentarios y, aunque ya había leído este artículo, me ha servido de nuevo leerlo, ya que me reafirma que el camino que elegimos para Isabel es el adecuado conforme a nuestra forma de ser. Me doy cuenta, también, que mientras más pasa el tiempo y las personas no ven que reprendes a tus hijos de la forma "tradicional" los comentarios crecen y nadar contracorriente se vuelve cada vez más difícil pero más satisfactorio!! Gracias de nuevo por tu blog!! Un abrazo!
ResponderEliminarCarla Villa