Según Michael L. Commons y Patrice M. Miller -investigadores del Departamento de Psiquiatría del Instituto Médico de la Universidad de Harvard- el estrés que resulta de la separación madre-hijo, por ejemplo durante la noche cuando se intentan métodos de adiestramiento para el sueño que involucran llanto, causa cambios en el cerebro de los bebés que los convierte en adultos más susceptibles al estrés a largo plazo.
En lugar de dejar llorar a los niños -tal y como proponen Ferber, Estivill, y otros autores conductistas que afirman que hay que enseñar a dormir a los niños, y que éstos deben dormir solos (ya sea en una cuna aparte, o en una habitación aparte), alejados del cuerpo materno- los padres deberíamos mantener a nuestros hijos cerca, satisfacer su necesidad de contacto nocturno, consolar su llanto, dormir con ellos; hacerlos sentir seguros y a salvo.
Commons y Miller examinaron las prácticas de sueño actuales en distintas sociedades, y llegaron a la conclusión de que el dormir separados de los hijos y no responder de forma rápida y empática a su llanto podría derivar en incidentes de estrés post traumático y desórdenes de pánico en aquellos niños cuando arriben a la edad adulta.
Según Commons, aseveración con la que estoy absolutamente de acuerdo: "Los padres deberían saber que el dejar llorar a sus hijos innecesariamente, causa en el bebé un daño permanente, produciendo alteraciones en su sistema nervioso que los torna exageradamente sensibles a traumas futuros."
Según Charles R. Figley, director del Instituto de Traumatología de la Universidad del Estado de Florida y editor del Journal de Traumatología, lo que hace único este estudio es su enfoque multidisciplinario, al tomar en cuenta la neurofisiología, el aprendizaje emocional y las diferencias culturales entre los niños analizados.
"Es muy fuera de lo común, y a la vez extremadamente importante encontrarnos con esta investigación por ser inter y multidisciplinaria, ya que sirve de explicación para la capacidad de tolerancia del estrés -incluyendo el estrés traumático- y del desarrollo emocional de los niños, aún existiendo entre ellos diferencias culturales.", agregó.
Continuó diciendo que el trabajo de Commons y Miller abre un camino que servirá para futuras investigaciones que podrían tener implicaciones en muchos aspectos de la crianza, desde los esfuerzos de los padres por estimular el intelecto de sus hijos hasta prácticas como la circuncisión.
Ambos investigadores atribuyen las prácticas de crianza estadounidenses (perfectamente extrapolables, a mi parecer, al resto de las sociedades occidentales) al temor de que los niños crecerán siendo dependientes. Asimismo, refieren que los padres que piensan de esta manera están viendo las cosas fuera de contexto: el contacto físico, el consuelo y la contención emocional convertirán a los niños en más seguros y más capaces de formar relaciones adultas cuando se relacionen por sí solos.
"Hemos puesto tanto énfasis en la independencia que está teniendo algunos efectos muy negativos", refiere Miller.
Durante su investigación, Miller y Commons mostraron una grabación de cómo las madres estadounidenses responden al llanto de sus bebés a madres de la tribu Gusii de Kenya (quienes colechan y responden rápidamente al llanto de sus hijos) y comentaron que éstas estaban "enfadadas viendo cuánto demoraban las madres norteamericanas en responder al llanto infantil".
Commons y Miller también indican que la crianza influye mucho en cómo se comportará la sociedad entera. A los norteamericanos en general no les gusta ser tocados y se enorgullecen de su independencia aún hasta el punto de aislarse, incluso en situaciones sumamente difíciles o estresantes.
A pesar del tradicional consejo de que los niños deberían aprender a estar solos, Miller refiere que muchos padres contradicen esta norma socialmente implícita en occidente y "hacen trampa" trayendo a sus hijos a la habitación con mamá, al menos cuando son pequeñitos. Además, agrega que una vez que el niño aprende a gatear, muchas veces puede llegar por sus propios medios a la habitación de su mamá.
Los padres deberían sentirse libres de dormir con sus hijos, tratar a sus bebés como bebés que son, consolarlos, continuar durmiendo con ellos aunque sea en una cama adosada a la de los padres, en la misma habitación, sin sentirse culpables de hacerlo, agregan.
"Existen maneras de crecer y ser independientes sin necesidad de someter a nuestros bebés a este tipo de traumas, mi consejo es tener una relación de apego seguro con nuestros hijos para que al crecer puedan tomar sus propios riesgos." Esta es la manera de fomentar la independencia de nuestros hijos, de forma segura y no violenta, según comenta Miller.
Según los investigadores, otros de los temores -además de la mencionada dependencia- que han moldeado nuestra manera de criar, es el de que la presencia de los niños en la habitación "de matrimonio" pudiera intervenir con la vida sexual de los padres, y que un bebé fuera aplastado si uno de los padres se diera vuelta y cayera sobre él.
Respecto a los dos temores anteriores, me gustaría apuntar -tal y como dice el pediatra Carlos González- que la casa tiene muchas habitaciones y que el día tiene muchas horas. ¿Para qué entonces limitar la actividad sexual a la noche, y a la cama "de matrimonio"? Podríamos hablar de cama familiar, y tener momentos de intimidad en otras estancias.
El riesgo de aplastar a un hijo, en condiciones normales de colecho es muy bajo. Las madres, en particular, cambian su ciclo de sueño y están conscientes de la presencia de su hijo en la cama -sobre todo cuando combinamos colecho con lactancia materna. Los padres, poco a poco van tomando conciencia -a menos de que uno de los dos (o ambos, espero que no) estén bajo los efectos del alcohol, o drogas psicotrópicas. Pueden leer más sobre colecho seguro aquí.
Otro factor al que atribuyen la disminución del colecho es al crecimiento económico que ha permitido a las familias adquirir viviendas con mayor número de habitaciones, habiendo recámaras separadas para los niños.
El resultado, según Commons y Miller es una nación a la cual no le gusta cuidar de sus propios niños, una nación violenta marcada por relaciones con poco contacto físico y que carecen de un apego seguro.
"Creo", finaliza Commons diciendo, "que existe una verdadera resistencia dentro de nuestra cultura hacia el cuidado de los niños. Sin embargo, el castigo y el abandono [emocional] nunca han sido buenas herramientas para lograr [una sociedad] con personas cálidas, cuidadosas e independientes."
¿Y tú qué opinas? ¿Colechan en casa? ¿Por qué o por qué no?
Si este artículo te ha sido de utilidad, te agradezco que compartas el enlace al mismo en Facebook, Twitter, e-mail o a los cuatro vientos para que llegue a más familias. Gracias =)
Fuente: The Harvard University Gazette.
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Fuente: The Harvard University Gazette.
Más info:
- Charla sobre Sueño Infantil con María Berrozpe, PhD
- El Debate Científico sobre la Realidad del Sueño Infantil.
- Colecho y Síndrome de muerte súbita del lactante.
- Lactancia materna nocturna y colecho.
La verdad yo no colecho porque a mi bebe nunca le gustó dormir en mi cama, siempre prefirió tener libertad de moverse a su antojo en la cuna. Ella duerme la noche completa desde antes del mes y las poquisimas veces que se ha despertando llorando en la madrugada voy inmediatamente y la calmo.
ResponderEliminar¡Nosotros colechamos desde hace 5 años y ... 9 meses!
ResponderEliminarmuy interesante el articulo, aunque siento que esta demasiado extrapolado como es el tipo de sociedad que colecha con el que no. Entiendo que es para remarcar el punto que quiere hacer este articulo.
ResponderEliminarUn comentario/duda, si uno de los dos padres no se puede acostumbrar después de 21 meses a tener al bebe en la cama (y esto afecta a su energia para desempeñar tareas diarias) ... y tomando en cuenta que el bebe es sumamente querido y recibe cantidades importantes de besos, abrazos y mimos, no prima el bienestar de ese padre antes que un hipotético trauma en la vida adulta del bebe?
Anónimo 3: Creo que no prima una necesidad sobre otra, si acaso, ambas me parecen importantes. Por otra parte, tal vez puedan encontrar otra manera de dormir juntos y todos a gusto, o separados. Podrían por ejemplo, adosar una cama pequeña a la de matrimonio y así estar cerca pero con más espacio, o papá podría dormir en una cama individual al lado, o como dice Carlos González: que salga de la cama el que tenga mayor antigüedad. Con esto sólo quiero decir que a mi parecer, lo más importante es estar a gusto todos, respetando dentro de lo posible las necesidades de todos.
ResponderEliminarAlgunas familias en esta situación decoran junto con el peque su habitación, comienzan a hacer las siestas allí, y el niño acepta de buena gana irse a dormir solo, si está preparado para ello.
Algunas afirmaciones como la de Carlos González me enervan. La casa tiene muchas habitaciones? Será la suya.. no todo el mundo vive en pisos de varias habitaciones.. Yo y mi hijo colechamos porque es un bebé de alta demanda, pero cada familia es un mundo y creo que depende de lo agusto o no que se sienta el bebé con el colecho.
ResponderEliminarNosotros colechamos desde el día uno, ya llevamos 6 meses y dado a que nuestro peque ya reclama más espacio, pensamos en comprar una cama más grande, porque los 3 disfrutamos al máximo la experiencia de dormir juntos, sobre todo los minutos antes de dormir, cuando jugamos y contamos historias al bb. Podrán hacer un millón de estudios en pro o en contra, pero no hay nada más fuerte que la intuición materna y la mía me dice que mi bb lo disfruta al máximo : ) tengo una hija de 18 años con quien practiqué el colecho hasta los 3 luego pasó a su cuarto y a los 8 (luego de mi divorcio) regresó a dormir conmigo hasta los 10, hoy día es una jovencita super independiente y madura, así que cuando alguien me dice que mi bb se volverá dependiente, solo sonrío.
ResponderEliminarHola!! Me ha encantado este artículo... Ya lo he enviado por correo y lo he puesto en mi facebook, gritándolo a todo trapo por los cuatro vientos.
ResponderEliminarMe gustaría compartir contigo este enlace, que es un artículo que escribieron sobre un trabajo de investigación que hice en Asturias como proyecto de fin de Postgrado.
http://www.lne.es/gijon/2012/11/25/cama-mejor-cuna/1331802.html
Espero que te guste!
Nosotros colechamos porque es lo que mejor nos funciona para estar atentos a mi hija y para que todo durmamos bien y felices.
ResponderEliminarCada familia es un mundo y cada bebe es único, tengo 3 pequeños y con el mayor el colecho fue increíble, mi segundo hijo dormía profundamente acompañado o solo y con mi tercer bebe ha sido distinto, en la medida de lo posible colecho pero el prefiere su espacio y de plano me da la espalda o se aleja después de amamantarlo.. ahora que camina el mismo se va a la cuna.. :O creo que la decisión que como familia se tome al respecto, debe ser basada en el amor, en la confianza de que es lo mejor para todos y respetando la individualidad de cada ser..
ResponderEliminarEfectivamente colechar es genial. Nuestro hijo tiene 2 años y 4 meses y aunque los primeros seis meses durmió en una cuna pegadita a nuestra cama, al final nos liberamos de nuestros miedos y adosamos la cuna a la cama.. luego nos dimos cuenta que se le quedaba pequeña y para darle teti por la noche sin despertarme mucho, ya que había vuelto al trabajo, la mejor opción era colechar. MI marido pensaba que quizá, al año se iria a su habitación y al año, comppramos una cama de 90x140 para su habitación, pero yo como soy así de lista, me la puse al lado y así mi hijo duerme toda la noche en su cama, sin incomodar nuestro descanso pero está atendido rápidamente en sus despertares y no perjudica nuestra calidad de sueño. Ahora, tengo 31 semanas de embarazo, ya el peque no come teti por la noche y debido a mi falta de rápidez de movimiento, mi marido y yo hemos cambiado de lado de la cama, así el lo atiende, le da la mano y espera a que se vuelva a dormir, eso 1 máximo 2 veces por noche. Mi marido nunca ha sido de colecho, pero ahora, disfruta de dormir al lado de su hijo, se ha liberado de sus miedos y de imposiciones sociales y ahora dice.. ya se irá. Por cierto, para el bebé que está en camino no sabiamos como acomodarnos y al final, quitaremos la cama de 90 y pondremos una de 135 adosada a una de 150. Así que tendremos cama estadio, los peques dormiran con nosotros, y papá y mamá no dormirán separados.
ResponderEliminarMe ha encantado el artículo! Mi marido y yo colechamos desde el principio y nos encanta. Nuestra hija tiene dos meses y es una delicia, duerme súper bien y apenas llora por nada. En nuestro caso el colecho y la lactancia materna son lo que vemos que la hace profundamente feliz y tranquila, nos hemos dado cuenta de que cuando más relajada esta es cuando sabe que estamos con ella y tiene la seguridad de saberse protegida. Nosotros respetamos la opinión de todos pero sinceramente dejar a bebés tan pequeños en habitaciones solos no nos parece ni lógico ni recomendable ya que les puede pasar cualquier cosa y no enterarte.
ResponderEliminarAh, por cierto, me ha alucinado bastante el comentario de anónimo de las 9:13. Por lo que explica parece claro que aplicó el método Estivill o algo parecido, con conocimiento del mismo o sin él. Creo que si un bebé se calma dejándole llorar es simplemente que se ha cansado y esta agotado no que se ha calmado. Si eso se hace por sistema no nos extrañe que de más mayor rechace la ayuda o los mimos ya que si desde bebé ha aprendido que al llorar se le deja solo en una habitación es normal que no sepa como actuar o responder ante otras respuestas. Yo como madre sigo sin comprender como hay otras madres que aguantan oír el llanto de sus bebés y dejarlos en otra habitación hasta que dejen de llorar por si mismos, sinceramente no lo entiendo.
ResponderEliminarSuper interesante. Con mi bebé que el 13 cumple 2 meses, dormimos en la noche juntas por el tema de comodidad para las 2 ya que yo estoy cansada, pero en el día toma siesta en su cuna... hasta que ela se sienta preparada.. no la dejo llorar porq se me parte el alma.. y ahora que leo esto con menos razon
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