El lenguaje popular está lleno de frases que nos hacen sentir aterrados como padres al llegar determinadas etapas de la infancia de nuestros hijos. Una de ellas es la de los "temidos" o "terribles" dos años. 

Todo ello se debe -en gran parte- a un desconocimiento y a la falta de herramientas acerca de cómo acompañar amorosa y respetuosamente estas explosiones emocionales de nuestros hijos.

Tal y como dice la psicopediatra y autora Rosa Jové:

"La etapa de las rabietas es buena y pobre del niño que no la pase, porque eso quiere decir que no tiene ideas propias o que le han machacado tanto que ya ha dejado de defenderlas."

Así que dejemos de mirar este período de la infancia con pesar y temor, dejemos de darle una connotación negativa y mirémosla como lo que es: el momento en el que el niño empieza a diferenciarse de sus padres, a tener ideas propias, a defenderlas, y obviamente, estos choques entre el niño y el entorno no tienen por qué darnos dolores de cabeza si sabemos lo que hay detrás y cómo acompañarlos.

Con el debido conocimiento, no sólo podemos vivirla sin el temor ni el peso de las miradas ajenas cuando un hijo tenga una explosión emocional -llámese berrinche, rabieta, pataleta, o como mejor las conozcan- en un lugar público, sino desde un lugar de paz, aceptación y fluidez dentro de nosotros mismos.

Sabiendo qué son las rabietas, por qué surgen las pataletas, si son aceptables o no los berrinches, cómo evitar -en la medida de lo posible- que se desencadenen, cómo puede el adulto manejar sus propias emociones cuando ocurran y canalizarlas de forma positiva, podremos llevar este período de manera más suave y pacífica.

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